
¿COPIAR AL GURÚ O SER AUTÉNTICO?
LA ETERNA PREGUNTA: ¿COPIAR AL GURÚ O SER AUTÉNTICO?. Vivimos tiempos donde todo parece tener un método, una plantilla o una fórmula probada. Hay quien jura que la clave del éxito está en seguir al pie de la letra el paso a paso de su curso online, y quien defiende que solo marcando un camino propio se puede destacar en un mundo saturado de clones profesionales. En medio de esta encrucijada, miles de emprendedores, autónomos y pymes se preguntan: ¿debo seguir un método probado o arriesgarme a ser fiel a mi propia forma de hacer las cosas?
La realidad no es tan binaria. No se trata de elegir entre orden y caos, entre reglas ajenas o rebeldía personal. El verdadero desafío está en encontrar ese equilibrio donde el método potencie tu identidad, sin borrarla, y donde tu autenticidad no sea un obstáculo para la efectividad.
A continuación, abordamos este dilema con seriedad y una pizca de ironía. Porque en el fondo, todos hemos comprado alguna vez ese curso milagroso que prometía resultados en 30 días… y lo único que creció fue la lista de excusas.
La seguridad del método: bienvenidos al club del copiar-pegar
Porque si algo le funciona a un influencer en Silicon Valley, seguro que a ti en Cuenca también te va como un tiro, ¿no?
Los métodos estandarizados seducen. Tienen lógica, estructura y, lo más importante, testimonios de éxito. Aportan la tranquilidad de que “alguien ya ha recorrido este camino” y, en un entorno donde la incertidumbre reina, eso se agradece. Sigues los pasos, aplicas la estrategia, y sientes que, al menos en teoría, no estás dando palos de ciego.
Además, usar métodos ajenos es una forma rápida de entrar en acción. Ahorras tiempo, evitas errores frecuentes y, si tienes suerte, consigues resultados decentes. Muchos profesionales han escalado sus negocios siguiendo estas guías, y no hay vergüenza en reconocerlo.
Pero hay un riesgo silencioso: la pérdida de identidad. Cuando todos aplican las mismas estrategias, el mercado se llena de clones con la misma web, el mismo lenguaje y la misma oferta. Lo que al principio parecía una solución se convierte en una trampa. Un método sin personalidad acaba siendo una jaula con wifi.
La rebeldía estratégica: cuando lo personal se convierte en diferencial
Claro, tú decides innovar… hasta que nadie te entiende y tu cuenta corriente te ruega que copies a alguien con más seguidores.
Marcar tu propio camino no es solo un acto de valentía, también es una estrategia. En un entorno tan competitivo, la autenticidad se convierte en una ventaja. Ser tú mismo —con tu voz, tus valores y tu manera de comunicar— puede ser justo lo que conecte con un público harto de moldes repetidos.
Eso sí, ir por libre no es lo mismo que improvisar. Ser original sin estrategia es como construir un rascacielos sin planos: te puede salir bien, pero lo más probable es que se te caiga encima. La clave está en entender tu esencia, analizar qué te hace único y construir un método propio basado en eso.
Porque cuando tu propuesta es coherente con quién eres, no necesitas competir por precio ni gritar más que los demás. Te eligen porque eres diferente, no porque imitaste bien.
El falso dilema: método no es enemigo de identidad
Tranquilo, no estás traicionando tus principios si usas una plantilla de Excel.
Aquí es donde muchos se pierden: creen que ser auténtico implica rechazar todo lo estructurado, como si usar un CRM o seguir un embudo de ventas te volviera automáticamente un vendido. Nada más lejos de la realidad. El método no anula la identidad; la potencia si se usa con criterio.
Usar recursos, técnicas o estrategias probadas no significa perder originalidad. Lo importante es cómo los adaptas, no que los utilices. Puedes tomar un método de marketing y ajustarlo a tu estilo de comunicación. Puedes seguir una estrategia de ventas, pero enfocarla desde tus valores y tu visión.
Lo que no se vale es aplicar fórmulas ajenas sin cuestionarlas. Eso sí es perderse. Lo inteligente es tener el discernimiento de saber qué sirve, qué se ajusta a ti y cómo personalizarlo. No se trata de elegir entre seguir o ser, sino de saber cuándo seguir y cuándo ser.
El coste de ir por libre (y por qué a veces merece la pena)
No hay nada como emprender tu propio camino… hasta que te das cuenta de que no hay señales, ni wifi.
Ir a contracorriente tiene un precio. A menudo, construir una línea propia implica equivocarse más, tardar más y dudar más. No hay referencias claras, no hay validación inmediata. Y eso genera ansiedad, sobre todo cuando ves que otros “lo están petando” con estrategias copiadas de manual.
Pero hay algo poderoso en ese camino: la solidez. Cuando construyes desde tu experiencia, tus valores y tu visión, los cimientos son más firmes. Puede que tardes más en despegar, pero cuando lo haces, no hay vuelta atrás. Tienes una base auténtica, una audiencia que te sigue por lo que eres, y un negocio que no depende de lo que diga el gurú del mes.
Además, ser pionero tiene un valor añadido: abres camino. Y en ese proceso, inspiras a otros a dejar de copiar y empezar a construir.
La clave: tener criterio, no miedo
Dicen que el criterio se gana con la experiencia… o con suficientes fracasos como para dejar de seguir a coaches que prometen libertad financiera en 90 días.
Al final, el verdadero superpoder no es seguir o crear métodos, sino tener criterio. Criterio para saber cuándo seguir un camino trazado y cuándo salirse del guión. Criterio para distinguir entre una estrategia sólida y una moda pasajera. Criterio para elegir lo que se alinea contigo, no lo que simplemente funciona para otros.
Eso requiere tiempo, práctica y, sí, varios tropiezos. Pero con cada error, afinas la brújula. Empiezas a ver más allá de la fachada del éxito rápido y a valorar lo que construye una marca, una empresa y una reputación duradera.
Porque en este juego profesional, no gana el que más métodos colecciona ni el que más se rebela. Gana quien sabe cuándo obedecer y cuándo romper las reglas con estilo.
Conclusión: Ser o seguir, esa es la cuestión
No hay respuesta única. Cada profesional, cada pyme, cada emprendedor debe encontrar su propio equilibrio. Hay momentos para seguir y momentos para liderar. Hay métodos que sirven como andamios y otros que encajan como camisas de fuerza. Y hay caminos propios que, aunque más largos, llevan a destinos que ningún manual podría haber previsto.
En definitiva, el reto no es elegir entre método o identidad. El verdadero arte está en construir un método que lleve tu firma. Porque los gurús vienen y van, pero tu voz —si sabes usarla con criterio— puede dejar huella.
Y si queréis ver artículos que os puedan servir de ayuda, os recomiendo ver el blog :
TU CONSEJO DIGITAL
Así que, queridos emprendedores y autónomos, si habéis llegado hasta aquí seguro que esperas el próximo post, aunque quizás tengas una petición especial. Nos vemos el próximo lunes. Sígueme en las redes sociales: https://taplink.cc/pymesunidas
Ideamos, Creamos y Crecemos.
La red de Networking digital empresarial.