«5 puñeteros minutos»
El arte de perder la venta en 10 segundos
Si tan solo invirtieran las empresas en esos «5 puñeteros minutos» venderían mas de un 50% de lo que hacen. Las redes sociales han revolucionado la manera en que las empresas venden y conectan con sus audiencias. Sin embargo, en esta nueva era del marketing digital, muchas marcas parecen haber olvidado las bases de una buena comunicación. Lo peor es que creen que, con cinco minutos de dedicación, podrán alcanzar grandes ventas y conexiones profundas. Este artículo analiza cómo esos «cinco minutos» que muchos emplean para vender, pueden ser la razón de su fracaso. Vamos a desglosarlo en cinco puntos clave.
Muchas empresas ni siquiera invierten 5 minutos en conocer a la empresa a la que se quieren dirigir
Cinco minutos parece un esfuerzo titánico cuando ni siquiera te tomas un momento para investigar a quién le estás vendiendo. ¿Por qué molestarse en conocer a la empresa si puedes enviar el mismo mensaje genérico a todo el mundo y esperar que alguno «pique»? Parece ser la lógica detrás de muchas de las estrategias de venta.
El problema es que esa falta de inversión en tiempo y esfuerzo es evidente para quienes reciben el mensaje. Enviar una propuesta sin haber hecho un mínimo de investigación sobre la empresa objetivo no solo es perezoso, sino también una señal de que no te interesa en absoluto lo que esa empresa necesita. En lugar de impresionar, te posicionas como un vendedor descuidado que dispara en todas direcciones esperando que algo funcione.
Tomarte unos minutos para investigar a la empresa te permite personalizar tu mensaje, lo que aumenta enormemente las posibilidades de éxito. No se trata solo de ver lo que hacen, sino de entender sus problemas y cómo tu solución puede encajar en su estrategia. Conocer a fondo a tu cliente potencial es el primer paso para generar interés genuino.
Necesitas saber a qué persona te diriges, qué puesto ocupa y cómo te puede ayudar a contactar con la empresa
Parece simple: encuentras a alguien en LinkedIn, le envías un mensaje, y listo. Ahora esa persona hará todo lo posible para presentarte a su CEO y cerrar un contrato multimillonario contigo. Pero, ¿realmente sabes a quién le estás hablando y cómo esa persona puede facilitar tu entrada en la empresa?
Investigar el puesto que ocupa la persona es fundamental. Un contacto relevante no es necesariamente el que tiene el título más llamativo, sino el que puede influir en el proceso de compra o al menos abrirte las puertas a las personas adecuadas. También es vital entender cómo se organiza la empresa. No sirve de nada enviar un mensaje a un director de marketing si tu solución está dirigida a problemas operativos.
El organigrama de la empresa puede darte pistas cruciales sobre a quién dirigirte y cómo hacerlo de manera más efectiva. Conocer las jerarquías y relaciones dentro de una organización te ayudará a definir un enfoque estratégico. Si saltas este paso, lo más probable es que tu mensaje caiga en saco roto, sin siquiera llegar a la persona correcta.
Evita los mensajes de copia y pega
El clásico «Hola, espero que estés bien. Me encantaría contarte sobre nuestro increíble producto». Vaya, qué original. Nada dice «te valoro como individuo» como un mensaje que claramente has enviado a otras 50 personas. Con este enfoque, seguro que generas conexiones profundas y significativas… o no.
Enviar mensajes en masa sin personalizarlos es una de las peores prácticas en redes sociales. En un entorno donde la personalización y la conexión auténtica son clave, los mensajes tipo «copia y pega» solo muestran desinterés. ¿De verdad crees que un mensaje genérico captará la atención de alguien que recibe decenas, o incluso cientos, de estos al día?
Las personas buscan relevancia. Si un mensaje no está adaptado a sus intereses, problemas o necesidades, será ignorado de inmediato. Es preferible enviar menos mensajes pero con contenido relevante y personalizado, que abarcar más territorio con un mensaje genérico y poco atractivo.
Las malas prácticas de una presentación de tu empresa
“Hola, somos una empresa líder en el sector, con más de 20 años de experiencia ofreciendo soluciones innovadoras”. ¡Wow! Una descripción tan única y original que, obviamente, ninguna otra empresa la está utilizando. Si tu presentación parece sacada de un libro de frases hechas, es probable que las personas desconecten antes de llegar a la mitad.
Presentar una empresa es un arte. No se trata de enumerar logros o hacer gala de títulos vacíos, sino de captar la atención del interlocutor en los primeros segundos. En lugar de usar clichés o frases desgastadas, enfócate en contar una historia que resuene con la audiencia. ¿Qué hace que tu empresa sea diferente? ¿Qué valor específico puedes aportar?
Las presentaciones genéricas no generan interés. Si te limitas a repetir los mismos mensajes vacíos que todos los demás, estarás desperdiciando tu oportunidad. Enfócate en transmitir lo que realmente importa y hazlo de manera genuina, adaptada al contexto del cliente.
Sé persona y no actúes como un bot
El toque final: escribir mensajes automáticos, sin alma, con frases robóticas. Como si fueras un bot programado para cumplir una tarea más que una persona que busca conectar con otra persona. Seguro que así vas a conquistar a todos tus prospectos, con ese «encanto artificial».
Las personas quieren hacer negocios con otras personas, no con máquinas. La automatización puede ser una herramienta útil, pero nunca debe reemplazar la humanidad en la interacción. El exceso de automatización y los mensajes que parecen salidos de un algoritmo solo alejan a los potenciales clientes, que buscan conexión real y empatía.
Mostrar empatía y tener un tono cercano y auténtico puede ser la diferencia entre ganar o perder una venta. Recuerda que detrás de cada mensaje hay una persona con preocupaciones, metas y emociones. Si logras transmitir que te importa más que solo cerrar una venta, habrás logrado lo que muchos otros vendedores no pueden: generar confianza.
¿Invertirás a partir de ahora solo 5 minutos?
En un mundo donde la venta y el marketing en redes sociales son más competitivos que nunca, tomarse «cinco puñeteros minutos» para hacer las cosas bien puede marcar una gran diferencia. Desde conocer a fondo a la empresa y la persona a la que te diriges, hasta evitar mensajes automatizados y presentaciones genéricas, todo cuenta. Ser profesional no es cuestión de velocidad, sino de calidad en la interacción.
Y si queréis ver artículos que os puedan servir de ayuda, os recomiendo ver el blog :
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Así que, queridos emprendedores y autónomos, si habéis llegado hasta aquí seguro que esperas el próximo post, aunque quizás tengas una petición especial. Nos vemos el próximo lunes.
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