¿Cómo eres en las redes sociales?
La pregunta del millón: ¿Cómo eres en las redes sociales? Puede parecer una pregunta simple y fácil, pero tiene su complicación si entramos en más detalles. De inicio: ¿Consideras que eres igual en persona que en redes sociales? ¿Tratas a las personas de igual forma en persona que en lo virtual? Hay muchas preguntas que caben en la pregunta inicial, ¿vamos a por ellas?
Comencemos por la actitud
Si definimos las actitudes, puedo decir que son disposiciones mentales y emocionales hacia ciertos objetos, personas, situaciones o ideas, que se reflejan en el comportamiento y las respuestas de un individuo. En el ámbito de la psicología, una actitud se compone de tres componentes clave: el cognitivo (creencias y pensamientos), el afectivo (sentimientos y emociones) y el conductual (acciones y comportamientos).
En el contexto de las redes sociales y el mundo real, las actitudes pueden manifestarse de maneras significativamente diferentes debido a varios factores:
Anonimato y desinhibición:
En las Redes Sociales: La relativa anonimidad que ofrecen las redes sociales puede reducir la inhibición y llevar a las personas a expresar opiniones y actitudes más extremas o sinceras que en situaciones cara a cara. Este fenómeno se conoce como efecto de desinhibición online.
En el mundo real: En interacciones físicas, la presencia de señales sociales y la posibilidad de repercusiones inmediatas suelen moderar las actitudes y comportamientos, haciendo que las personas sean más cuidadosas y contenidas.
Curaduría de la imagen personal:
¿Cómo es en las Redes sociales?: Las personas tienen la capacidad de controlar y editar su presentación personal, seleccionando qué aspectos de su vida compartir y cómo presentarlos. Esto puede llevar a la creación de una «imagen idealizada» que puede no reflejar completamente la realidad.
¿Cómo es en el Mundo real?: Aunque también existe un grado de control sobre la imagen personal, las interacciones cara a cara permiten menos filtrado y edición, lo que puede resultar en una representación más auténtica de las actitudes y comportamientos de una persona.
Interacción y feedback:
¿Qué se ocasiona en las Redes sociales?: Las interacciones en línea a menudo se realizan a través de comentarios, «me gusta» y comparticiones, lo que puede influir en las actitudes al buscar aprobación y validación social. Esta dinámica puede fomentar comportamientos más extremos o polémicos para captar atención.
¿Qué se ocasiona en el mundo real?: Las interacciones físicas proporcionan feedback inmediato a través de expresiones faciales, tono de voz y lenguaje corporal, lo que puede moderar las actitudes y comportamientos de una manera más matizada y humana.
Facilidad para formar y expresar opiniones:
¿Cómo hablas en Redes sociales?: Las plataformas digitales facilitan la formación y expresión de opiniones rápidas y a veces poco reflexivas, debido a la inmediatez de la comunicación.
¿Cómo hablas en el mundo real?: La formación y expresión de opiniones suele ser más deliberada, ya que requiere enfrentarse a reacciones inmediatas y potencialmente más críticas.
Continuemos con el cambio de nuestro ser.
¡Ah, las redes sociales! Ese mágico lugar donde todos somos un poco más valientes, un poco más guapos y un poco más ingeniosos. En línea, nos transformamos en versiones mejoradas de nosotros mismos: subimos solo las fotos en las que salimos perfectos, compartimos opiniones contundentes y nos convertimos en expertos de cualquier tema en cuestión de segundos. Es como si al entrar a Facebook, Instagram o Twitter, nos pusiéramos una capa de superhéroe que nos da poderes para ser invencibles… al menos hasta que alguien nos responda con un comentario sarcástico.
Pero, ¿qué pasa cuando salimos del mundo virtual y nos enfrentamos cara a cara con otras personas? Ahí es donde la cosa cambia. De repente, esa seguridad que teníamos tras la pantalla se desvanece un poco. No hay filtros de belleza ni tiempo para redactar la respuesta perfecta. Las interacciones son reales, inmediatas, y nuestras actitudes se moderan. No vamos por la vida diciendo lo primero que se nos pasa por la cabeza, porque las consecuencias son tangibles y mucho más rápidas que un «me gusta» o un «unfollow». En persona, nos toca lidiar con miradas, tonos de voz y, en general, con la humanidad de la otra persona, lo cual tiende a hacernos un poquito más cuidadosos.
Y es que, seamos sinceros, todos hemos visto a alguien que en las redes parece una mezcla entre filósofo y guerrero, pero en persona apenas levanta la voz. Es fácil ser un león detrás de un teclado, pero en el día a día, las cosas son más complejas. Las redes sociales nos dan la ilusión de estar conectados con todo el mundo, pero también nos permiten esconder nuestras inseguridades tras perfiles pulidos. Al final del día, la gran diferencia es que en línea jugamos a ser héroes, mientras que en la vida real, simplemente tratamos de no meter la pata demasiado.
Objetivo: no ser o parecer un cibercapullin
Primero que nada, ¡no te conviertas en el guerrero del teclado! Es tentador lanzar opiniones como dardos y entrar en debates acalorados sobre política, religión, o si la pizza con piña es una abominación (que claramente lo es, pero ese no es el punto). Antes de escribir ese comentario incendiario, pregúntate si realmente vale la pena. La mayoría de las veces, esas discusiones no llevan a nada constructivo y solo aumentan la tensión. Recuerda, ser valiente detrás de una pantalla no es lo mismo que tener una conversación respetuosa cara a cara.
Evita el síndrome del «todo es perfecto en mi vida». Claro, nos gusta ver fotos bonitas y momentos felices, pero llenar tu perfil con solo lo mejor de lo mejor puede crear una imagen irreal y, francamente, un poco molesta. No hay necesidad de exagerar tus logros o fingir que tu vida es una fiesta continua. A veces, compartir un fracaso o un día malo puede ser mucho más auténtico y conectar mejor con los demás. Después de todo, todos somos humanos y todos tenemos nuestros días de «me quedo en pijama todo el día».
Finalmente, ¡no seas un acosador de «me gusta»! Darle «me gusta» a cada publicación de alguien puede parecer inofensivo, pero cuando lo haces compulsivamente, puede resultar un poco… inquietante. Tampoco está bien usar las redes para espiar a ex parejas, compañeros de trabajo, o personas con las que no hablas desde la primaria. Mantén un equilibrio saludable y no uses las redes sociales para satisfacer tus curiosidades más sombrías. Respeta la privacidad de los demás y recuerda que lo que vemos en línea es solo una pequeña parte de la vida real. Así que, relájate, disfruta y usa las redes con responsabilidad.
Repite conmigo: «Sí, debo ser así»
Primero, ¡sé auténtico! Sí, sabemos que es tentador usar filtros y solo compartir tus momentos más glamorosos, pero un poco de autenticidad nunca viene mal. La gente aprecia ver a otros siendo genuinos y reales, con todos sus altibajos. Comparte tus victorias, pero también tus desafíos. No necesitas mostrar cada desayuno perfecto o cada salida nocturna épica. A veces, un simple «hoy no fue mi día» puede resonar más y crear conexiones más auténticas con tus seguidores.
Luego, practica la empatía digital. Antes de comentar o compartir algo, pregúntate cómo te sentirías si estuvieras en el lugar de la otra persona. Las palabras pueden tener un gran impacto, incluso cuando se escriben detrás de una pantalla. Si no dirías algo en persona, probablemente no deberías decirlo en línea. Sé amable, apoya a los demás y si ves algo que no te gusta, considera si vale la pena gastar tu energía en ello. A veces, es mejor simplemente seguir desplazándote.
Por último, usa las redes sociales para conectar, no solo para competir. En lugar de enfocarte en cuántos «me gusta» o seguidores tienes, busca crear relaciones significativas. Comenta de manera sincera, comparte contenido que realmente te importa y participa en conversaciones que te interesen. Recuerda que detrás de cada perfil hay una persona real, con sentimientos y experiencias propias. Así que, sé un buen vecino digital, y usa tus redes para construir una comunidad positiva y de apoyo.
¿Habremos aprendido algo en este artículo? Veámoslo
En resumen, las redes sociales nos ofrecen una plataforma para ser versiones más audaces y pulidas de nosotros mismos, pero también vienen con su propio conjunto de trampas y malentendidos. Es fácil caer en la tentación de ser un guerrero del teclado, vivir en un mundo de filtros perfectos, o darle «me gusta» a todo compulsivamente. Sin embargo, un poco de autenticidad y empatía puede marcar una gran diferencia, tanto para nosotros como para los que nos rodean.
Así que, la próxima vez que inicies sesión, recuerda que detrás de cada perfil hay una persona real. Sé genuino, practica la empatía y usa las redes sociales como una herramienta para conectar y apoyar, no para competir. Al final del día, todos estamos navegando por este mundo digital juntos, y un poco de amabilidad y autenticidad puede llevarnos muy lejos. ¡Nos vemos en línea, pero con los pies bien puestos en la realidad!
Y si queréis ver artículos que os puedan servir de ayuda, os recomiendo ver el blog :
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Así que, queridos emprendedores y autónomos, si habéis llegado hasta aquí seguro que esperas el próximo post, aunque quizás tengas una petición especial. Nos vemos el próximo lunes.
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